Han sido años de tensa espera, de temor, de impotencia ante la injusticia cometida por una desalmada amparada por una organización deshumanizada. Hoy todo ha terminado. Ya puedo continuar con mi vida después de haber soltado un lastre enorme y cerrar una puerta muy pesada.
Siempre me ha encantado la frase esa de «hoy es el primer día del resto de tu vida», en este caso siento que es más verdad que nunca. Es un nuevo comienzo, aunque las bases ya están sentadas.
Es justo decir que no he estado sola en esta desventura. Cuando me despidieron desapareció de mi vida muchísima gente... sin rencores, mejor lejos que restando. Pero quedaron unxs cuantos. Lxs buenxs. Lxs mejores.
Soy muy independiente y, en general, no me gusta compartir mis peores momentos, necesito pasarlos en soledad. Pero eso no tiene nada que ver con sentirte sola. Nunca me he sentido así. Siempre he sentido y sabido que tenía gente a mi alrededor apoyándome, dispuesta a ayudar si así lo solicitaba. Gente que nunca dudó de mí, personas que sabían a ciencia cierta que esa dichosa organización estaba mintiendo, que todo estaba orquestado y que fuimos víctimas propiciatorias en un movimiento político destinado a mantener a cierta gente agarrada a su cuota de poder.
Soy muy independiente y, en general, no me gusta compartir mis peores momentos, necesito pasarlos en soledad. Pero eso no tiene nada que ver con sentirte sola. Nunca me he sentido así. Siempre he sentido y sabido que tenía gente a mi alrededor apoyándome, dispuesta a ayudar si así lo solicitaba. Gente que nunca dudó de mí, personas que sabían a ciencia cierta que esa dichosa organización estaba mintiendo, que todo estaba orquestado y que fuimos víctimas propiciatorias en un movimiento político destinado a mantener a cierta gente agarrada a su cuota de poder.
Entre esas personas, tengo que nombrar a Pilar, nuestra compañera (y amiga, por supuesto) que vivió con nosotrxs todo el calvario que tuvimos que sufrir en esa horrible empresa manejada por gente que no tenía ni idea de lo que tenía entre manos. Joaquín, que siempre estuvo pendiente de mí (y que sigue así, gracias) y haciéndome saber y sentir que quienes me conocen no dudan de mí. Chani, una hermana (de otros padres) y, en muchísimas ocasiones, un ejemplo y una inspiración. Begoña, que me recogió y me acogió, que tiene un corazón de dimensiones enormes y con la que he aprendido muchísimo. Manuel y Estrella que, a pesar de todo, han estado y continúan a mi lado.
También gente nueva, que me conoció después del despido pero que ha estado conmigo (soportándome) durante todo este tiempo, como mis compañerxs en el despacho, Gema, Almudena y Emilio.
Fali y Juan que no solo son unos magníficos profesionales sino aun mejores personas.
También gente nueva, que me conoció después del despido pero que ha estado conmigo (soportándome) durante todo este tiempo, como mis compañerxs en el despacho, Gema, Almudena y Emilio.
Fali y Juan que no solo son unos magníficos profesionales sino aun mejores personas.
Por suerte, no son mis únicxs amigxs pero los tenía que mencionar porque han seguido todo este proceso conmigo y no tengo ninguna forma de agradecerles todo lo que han hecho por mí.
Por supuesto, Kike, compañero y amigo (y ahora, también jefe), que sufrió la misma injusticia que yo. Que ha estado ahí siempre, padeciendo (sin poderlo disimular) todo este proceso que ha durado nueve años; alguien a quien siempre querrías tener al lado cuando necesitas ayuda porque para prestártela es capaz de remover Roma con Santiago sin hacer preguntas.
Y no he mencionado a mis hermanxs (y mi sobrina, mi adorable Candela) pero, por supuesto, siempre siempre siempre han estado ahí y siempre prestan su apoyo y ayuda; en especial Raquel... que es la que me sufre a diario sin quejarse jamás.
Con este entorno es muy fácil decir que Nada, nadie, nunca podrá destrozarme hasta el punto de conseguir que no quiera levantarme y seguir luchando.
A todxs vosotrxs, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.