viernes, 3 de octubre de 2014

Cuestión de confianza

A raíz de la última entrada he querido comentar algo. No sé si lo parece, pero no soy muy dada a los halagos gratuitos. Considero que si los regalas a diestro y siniestro (o si los recibes de personas que los usan del mismo modo), no tienen ningún valor. No todo es genial, no todo el mundo es maravilloso y no todo es igual de bueno. Vamos, que no vivo en una película de Disney.

Lo que si es cierto es que, cuando algo me gusta, procuro dejarlo bien claro y por el mismo motivo: me gusta que reconozcan mi trabajo así que hago lo propio con los demás.

A la hora de comprar/alquilar productos/servicios, hay dos cosas que me parecen fundamentales y las busco en tándem: conocimiento y trato.

Foto de Stuart Miles a través de Freedigitalphotos.net
En el sector del comercio hay una cosa que se había perdido y que, desde hace relativamente poco tiempo, se está recuperando. Supongo que alguien debió darse cuenta de su importancia. La proliferación de grandes centros en los que podemos encontrar de todos y de una sola vez y, así, ahorrar tiempo, conllevó que las personas encargadas de atendernos y vender sus productos no tuvieran ningún conocimiento sobre ellos. Y esto me parece un enorme error. Creo que la especialización es importante. La polivalencia está bien en determinadas áreas y en cierta medida.

Yo busco que la persona a la que recurro sepa, como mínimo, más que yo sobre lo que quiero conseguir; aunque lo ideal sería que lo supiera casi todo sobre ello.

En este momento, tanto físicamente como on-line, existen multitud de opciones cuando queremos comprar cualquier cosa. Hace algún tiempo tuve que comprar material informático (era una compra pequeñita, una carcasa para un disco duro extraído de un ordenador portátil) así que, según es mi costumbre, busqué, comparé y telefoneé.

Una de esas llamadas fue a la tienda APP Informática que hay en La Laguna, en Cádiz. Me informaron por teléfono (no todos lo hacen) de lo que debía buscar y qué tipos, de entre los que había, debía comprar. Cuando me acerqué a la tienda a comprarlo, el trato fue tan agradable como lo había sido por teléfono.

Hace unos meses tuve que encargarme de comprar un ordenador (no era para mí, aunque yo también lo iba a usar) y no tuve dudas del lugar al que me iba a dirigir. Hoy he tenido que pedir otro ordenador (entre otro material informático) y, por supuesto, lo he hecho en el mismo sitio.Y no sólo eso, cada vez que alguien necesite ayuda sobre ese tema, aconsejaré dirigirse a esa tienda.

No creo que sea una manía mía. Creo que, para fidelizar clientes, el trato es sumamente importante. No es lo único pero el conocimiento de lo que haces y hacerlo bien no son suficiente por si solo.

Por eso se me llena la boca (permíteme la expresión que, en un medio escrito, no tiene demasiado sentido) hablando sobre lo que he aprendido con Celia Espada en El Perro de Papel o, en cuestiones de artesanía en complementos (hace joyas en cerámica y plata), recomiende buscar a Victoria Fuello de Libélula Lila. Las dos, además de hacer fantásticamente su trabajo, son totalmente accesibles en Facebook y absolutamente encantadoras.

Respecto a esto, te recomiendo que leas el post de Superyuppies llamado Claves para una reputación online de 10.

Y tú, ¿cómo compras? ¿qué es importante para ti a la hora de elegir?



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