viernes, 7 de septiembre de 2018

Nada. Nadie. Nunca



Han sido años de tensa espera, de temor, de impotencia ante la injusticia cometida por una desalmada amparada por una organización deshumanizada. Hoy todo ha terminado. Ya puedo continuar con mi vida después de haber soltado un lastre enorme y cerrar una puerta muy pesada.

Siempre me ha encantado la frase esa de «hoy es el primer día del resto de tu vida», en este caso siento que es más verdad que nunca. Es un nuevo comienzo, aunque las bases ya están sentadas.

Es justo decir que no he estado sola en esta desventura. Cuando me despidieron desapareció de mi vida muchísima gente... sin rencores, mejor lejos que restando. Pero quedaron unxs cuantos. Lxs buenxs. Lxs mejores.

Soy muy independiente y, en general, no me gusta compartir mis peores momentos, necesito pasarlos en soledad. Pero eso no tiene nada que ver con sentirte sola. Nunca me he sentido así. Siempre he sentido y sabido que tenía gente a mi alrededor apoyándome, dispuesta a ayudar si así lo solicitaba. Gente que nunca dudó de mí, personas que sabían a ciencia cierta que esa dichosa organización estaba mintiendo, que todo estaba orquestado y que fuimos víctimas propiciatorias en un movimiento político destinado a mantener a cierta gente agarrada a su cuota de poder.

Entre esas personas, tengo que nombrar a Pilar, nuestra compañera (y amiga, por supuesto) que vivió con nosotrxs todo el calvario que tuvimos que sufrir en esa horrible empresa manejada por gente que no tenía ni idea de lo que tenía entre manos. Joaquín, que siempre estuvo pendiente de mí (y que sigue así, gracias) y haciéndome saber y sentir que quienes me conocen no dudan de mí. Chani, una hermana (de otros padres) y, en muchísimas ocasiones, un ejemplo y una inspiración. Begoña, que me recogió y me acogió, que tiene un corazón de dimensiones enormes y con la que he aprendido muchísimo. Manuel y Estrella que, a pesar de todo, han estado y continúan a mi lado.

También gente nueva, que me conoció después del despido pero que ha estado conmigo (soportándome) durante todo este tiempo, como mis compañerxs en el despacho, Gema, Almudena y Emilio.

Fali y Juan que no solo son unos magníficos profesionales sino aun mejores personas.

Por suerte, no son mis únicxs amigxs pero los tenía que mencionar porque han seguido todo este proceso conmigo y no tengo ninguna forma de agradecerles todo lo que han hecho por mí.

Por supuesto, Kike, compañero y amigo (y ahora, también jefe), que sufrió la misma injusticia que yo. Que ha estado ahí siempre, padeciendo (sin poderlo disimular) todo este proceso que ha durado nueve años; alguien a quien siempre querrías tener al lado cuando necesitas ayuda porque para prestártela es capaz de remover Roma con Santiago sin hacer preguntas.


Y no he mencionado a mis hermanxs (y mi sobrina, mi adorable Candela) pero, por supuesto, siempre siempre siempre han estado ahí y siempre prestan su apoyo y ayuda; en especial Raquel... que es la que me sufre a diario sin quejarse jamás. 

Con este entorno es muy fácil decir que Nada, nadie, nunca podrá destrozarme hasta el punto de conseguir que no quiera levantarme y seguir luchando. 

A todxs vosotrxs, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.





miércoles, 15 de agosto de 2018

Un año de amor

Había una vez una princesa... o podría haberlo sido si hubiese vivido en un cuento de hadas, pero no le tocó vivir un cuento.

Había una mujer que, como ya conté, un día se perdió en uno de los bosques más tenebrosos de la vida, del que muy pocas personas consiguieron salir indemnes. Estuvo perdida algún tiempo, toda una eternidad, pero ella no era cualquiera, era una mujer fuerte, muy fuerte y aguantó, resistió. Y, por casualidad o por cosas del destino, ya hace un año que supimos que se había perdido.

Ese reencuentro fue intenso y emotivo pero había mucho camino que recorrer y no iba a ser un camino fácil porque, como ya dije, el bosque era oscuro, denso y tenebroso. Nosotrxs, sus hermanxs, podíamos animarla y cogerla de la mano y apoyarla, pero de ese bosque nadie la podía sacar, debía salir sola.

No puedo ni imaginar cómo ha debido ser esa tortuosa senda sin poder contar con nada más que con su intención, con su inquebrantable voluntad.

Nunca dudé de que saldría porque la conozco y cuando toma una decisión la lleva hasta el final. Pero lo que sí resultó sorprendente fue lo poco que tardó en liberarse de esa pesadilla. Fue quemando etapas en un tiempo récord armada solo con su fuerza de voluntad.

En estos doce meses han ocurrido muchas cosas, muchísimas vivencias de cada unx de nosotrxs cinco que hemos compartido como lo que somos, una Familia, así, con mayúsculas. Porque, pase lo que pase, al final siempre nos tendremos lxs unxs a lxs otrxs.

Este año, desde el 15 de agosto de 2017, hemos aprendido (al menos yo) muchísimo sobre nosotrxs y sobre la vida. Este  año, un año de amor desde el reencuentro, somos lxs mismxs pero ya nunca volveremos a ser iguales.

Había una vez una guerrera... Va por ti, va por vosotrxs.




lunes, 8 de enero de 2018

Hoy...


Hoy he descubierto que vuelvo a ser yo. No la misma que fui antes de perderme, claro, pero yo misma, al fin y al cabo.

He pasado mucho tiempo perdida, buscando mi norte. Hoy he descubierto que me he encontrado. No estoy donde estaba y no soy la que era, porque lo vivido nos hace evolucionar. Y yo he vivido mucho y muy duro en este tiempo. Y digo duro, pero no por ello negativo. Ha sido una época intensa y sé que lo que viene también lo va a ser, pero estoy preparada para ello.

El pasado año 2017, me trajo muchas sorpresas, muchas de ellas muy buenas. Trajo gente maravillosa que se ha hecho un sitio en mi vida, me trajo un amor enorme, inmenso, que es para siempre. Me devolvió a una hermana a la que echaba mucho de menos. También tuvo sus cosas negativas pero, en general, hago un balance muy positivo.

El primer fin de semana de 2018 ha sido catártico. Después de unos días horribles, he tocado fondo y me he encontrado, he llegado al punto que he dicho al principio, a volver a ser yo misma, la que se había perdido hace unos años, la que sabe lo que quiere y va a por ello.

Hoy agradezco a todas esas personas que han estado de paso por mi vida y a las que han llegado para quedarse. De todas ellas he aprendido y todas ellas me han ayudado (algunas sin querer).

Hoy solo necesito respirar...




Feliz año a tod@s.


miércoles, 16 de agosto de 2017

15 de agosto de 2017, Un día...

Un día horrible, un día maravilloso. Un día de dolor, un día de amor. Un día de reencuentro, de recuerdos de vivencias compartidas. Un aniversario, una noticia. Un día para olvidar, un día para recordar...

John Lennon dijo algo como que la vida es aquello que te pasa mientras tú estás ocupado haciendo otros planes. Pero hay veces que la vida no te pasa, te sobrepasa, te devora y luego te escupe. Y cuando te quieres dar cuenta, no te reconoces a tí mism@. Eso nos puede pasar a cualquiera si se dan las circunstancias menos favorables.

No es algo que hayas planeado, no es algo que hubieras deseado. Es lo que sucede cuando te pasan demasiadas cosas o demasiado fuertes como para que puedas asumirlas. Cada persona es distinta, cada cual afronta las dificultades de diferente manera. Y cuando no tienes medios para afrontar lo que viene, necesitas ayuda externa; bien de personas, bien de otro tipo.

Cuando llegas a ese punto en que ya no te reconoces ni en el espejo, pueden suceder dos cosas: que tires la toalla o que decidas luchar, coger al toro por los cuernos y retomar tu vida. Por suerte, pertenezco a una familia de luchador@s, que pueden caer pero no rendirse. No nos enseñaron a rendirnos.

A ese momento debes llegar sol@, a ese instante en que dices HASTA AQUÍ, nadie te puede guiar. Pero a partir de ese punto ya no tienes que caminar en soledad. Para eso está la gente que te quiere y que te va a acompañar mientras tú lo permitas.

En tu caso somos, como poco, tu familia. No te vamos a dejar, no te vamos a soltar. No vamos a permitir que te alejes. Estaremos ahí, a tu lado, como hemos estado siempre, aunque a veces se te haya olvidado.

Porque si hay algo cierto en este mundo es que te queremos.





miércoles, 21 de junio de 2017

Ese demonio llamado internet...


Si me conoces, sabes que me encanta cocinar, coser (bueno, mejor dicho, crear con telas, agujas e hilos) y, por supuesto, escribir...

Pero todo esto convive con esa otra parte de mí, la que adora la tecnología y no puede vivir sin estar conectada a internet. Lo utilizo para casi todo...

Tengo que decir que tengo amig@s a l@s que he conocido por internet. Aun queda gente que reniega de este medio y piensa que es frío, que todo trato es superficial... no, nada más lejos de la realidad. La gente que se conecta a internet es la misma que con la que puedes hablar en el bus o en el centro comercial solo que relacionándose en otro medio. De hecho, conservo amig@s que conocí en un chat de cine (a principios de siglo... ya ha llovido) como Marga o Juanma. No hablamos a diario, cierto, pero estamos al día de nuestras vidas gracias a Facebook; no me digas que tú hablas todos los días con tus amig@s de toda la vida. También conservo, gracias a Facebook, mi relación con otro amigo al que conocí en un trivial que tenía chat, entrábamos en el trivial de mitología, ¿verdad Tan? (lo siento, Javi, en mi cabeza sigues siendo Tántalas... mi primer marido 😉).

En fin que no es ningún secreto que llevo un tiempo... digamos que no estoy en mi mejor momento; y el principio de este año fue realmente duro. Pues un buen día me llega al móvil la publicidad de un juego. No le hago mucho caso pero me llega varias veces más y decido descargarme la aplicación y empezar a jugar... probar, echar el rato, quitarme cosas de la cabeza.

En mi ignorancia, me conecto al servidor que la app me propone sin pensar en nada más, solo esperando jugar. Resultó que era un servidor de Brasil y que l@s jugador@s eran de países sudamericanos. Lo bueno es que me entendía con la mayoría de ell@s. El juego lleva incorporado un chat pero yo no tenía ni la más mínima intención de utilizarlo, no entré a hacer amigos ni a socializar sino a jugar para evadirme.

La cuestión es que, aunque puedas jugar sol@, el juego está diseñado para que trabajes en equipo. De este modo, y casi sin darme cuenta, empecé a jugar a diario con la misma gente, también a hablar con ell@s. En fin, que hemos llegado a conformar un grupo de gente que en la vida no virtual no se relacionaría entre ella para nada pero que tenemos un interés común y nos contactamos a diario. Por supuesto, tod@s ell@s son geniales pero es inevitable tener un feeling especial con algunos.

Está Fede, un hombre tímido, discreto pero que está disponible para tod@ el/la que lo necesite. Reservado pero siempre con una sonrisa lista para ti, seas quien seas. Después de mucho hablar llegamos a la conclusión de que era inevitable que nos entendiéramos, ahora Fede es mi AMIGO; y ya sabes que para mí esa palabra es muy grande. Gracias, Amigo.

También está Fátima, una niña que, sin embargo, ya es una mujer fuerte, independiente, generosa, divertida y brava pero dulce a la vez, con esa cadencia al hablar que resulta tan hermosa. Increíblemente madura para su edad y dispuesta a escuchar o leer tu frustración... porque, pobre, le ha tocado estar presente en más de un momento tenso de mi vida reciente. Gracias Fátima 😉.

Y, por supuesto, Facu... por favor, ¿puede decirme alguien si se puede adoptar a un mayor de edad? Facu es mi niño dorado, todo un sol. Es inevitable que te rías con él, animador en el peor de los momentos pero... no te equivoques, que el chico tiene su carácter y te la juegas si te metes con él o con la gente a la que quiere. Tengo la suerte de pertenecer a ese grupo, aunque estoy segura de que no es nada reducido porque tiene un corazón enorme. Gracias, corazón.

No son los únicos, insisto en que hay más personas, de distintas edades (casi tod@s muy jóvenes), y nacionalidades; a la mayoría nos une el idioma y poco más aparte del juego, pero tod@s ell@s son especiales y maravillos@s. Lo que pasa es que mis tres uruguayos me han tocado el corazón. ¿Te has fijado que los tres nombres empiezan con F? Qué curioso.

Pero no es eso lo único que he encontrado sin buscarlo. Encontré algo que no sabía que existía, alguien que no sabía que podía existir. Un hombre que  hizo que volviera a sentir algo que no creí que pudiera sentir más, un hombre difícil y complicado como pocos, divertido y malhumorado, dominante y dulce, intenso, muy intenso... no sé cómo describirlo salvo diciendo que es único, al menos para mí.

Un hombre que me dio un amor efímero, sí, pero con vocación de eternidad, un amor enorme, inmenso, grandioso... Ya me había enamorado antes, por supuesto, pero nunca así. Chile (no le gusta nada que le digan así pero aun le gustaría menos que pusiera su nombre, supongo) es algo que quería pero que no buscaba; no puedo decir que lo encontré porque, en realidad, me encontró él y yo no supe lo que estaba pasando hasta que fue tarde. Él ha hecho que una primavera que pudo ser horrible (nunca la primavera me afectó tanto físicamente, he estado mal de verdad) haya sido memorable.

Hay cosas que no pueden ser, es cierto, pero eso no hace que tengan menos valor. Todo lo contrario, mi Chile es como una joya rara cuyo recuerdo me va a acompañar siempre. No puedo decir que sea el amor de mi vida porque aun espero vivir unos cuantos años más y no sé lo que puede pasar pero, desde luego, sí que lo es de la vida que ya he vivido. Sí puedo decir que ha sido el primero, el único, con el que he pensado a largo plazo. Te aseguro que, en mi caso, eso es mucho decir. Lástima que nació demasiado tarde y demasiado lejos, de no ser así, te aseguro que no se me hubiese escapado (¿es la primera vez que digo esto de alguien? Sí, sí que lo es 😆)

Y ¿Sabes qué? a pesar de todo, no borro ni uno solo de los momentos vividos (y no todos han sido rosas, que también ha habido espinas). Gracias, Amor.

En fin, que no puedo entender a la gente que no acepta este medio en el que me lees; supongo que realmente no han intentado conocerlo. Internet ha abierto el mundo, lo ha reducido. Gente que antes no tenía con quien compartir sus aficiones porque solo se relacionaba con la gente de su barrio y en él a nadie le gustaban los cómics (por poner un ejemplo tópico), de repente encuentra que tiene más en común con una persona del otro lado del mundo que con su compañero del colegio, con el que ha vivido mil historias...

Doy gracias al mundo, al Universo, a la tecnología, al dios de los frikis y a quien haga falta porque existe internet. Y doy las gracias a tod@s mis niñ@s de GodDesS por estar ahí y ser quienes son.



sábado, 13 de junio de 2015

13 de junio de 2015; comienza el cambio

Hoy soy un poco más feliz. En este momento, estoy casi eufórica.

No se han acabado mis problemas, que son muchos. Sigo sin saber qué va a ser de mí mañana o al día siguiente. Es decir, mi vida personal no ha cambiado.

Pero ha cambiado algo mucho más grande, algo que trasciende a una o a muchas personas y que, a la vez, nos afecta directamente.

Mi ciudad, Cádiz, ha sido gobernada durante veinte años por una alcaldesa del PP. Los últimos cuatro años con mayoría absoluta. No es exagerado decir que ha gobernado de espaldas al pueblo que le confió su futuro. Ignorando el paro, la miseria, la infravivienda... en fin, las cosas por las que mi ciudad siempre aparece en las noticias.

Hoy, 13 de junio, se ha constituido una nueva corporación municipal con un gaditano joven a la cabeza: José María González Santos, joven pero muy conocido en la ciudad por su compromiso social. También es conocido por formar parte de una de las comparsas más conocidas, comprometidas y queridas de la ciudad. Pero esto, que algunos han utilizado para tratar de desmerecer a este joven, no es más que una parte de él (para mí, tan respetable como cualquier otra; al fin y al cabo, el Carnaval es la forma en que mi pueblo se expresa).

Aunque la lista encabezada por José María González no fue la más votada en las últimas elecciones municipales, los gaditanos sí que habían votado por un cambio, un giro a la izquierda, Y ello ha sido posible gracias a que los concejales electos han comprendido lo que el pueblo les estaba pidiendo y han decidido asumir la responsabilidad.

Tengo que decir que aunque soy de izquierdas (roja, me llaman), hace mucho que la política me dejó de interesar. No la política en sí sino lo que los políticos han venido haciendo de ella. Corrompiendo el sistema democrático y dedicándose a la buena vida ignorando la responsabilidad que tienen para con los que los habían votado. Puede que sea un problema de enfoque, es decir, el fallo está en mí ya que yo creo firmemente en lo que la Constitución Española de 1812, La Pepa, firmada en esta tierra, decía en su Artículo 13 "El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen".

José María González Santos, gaditano viñero, me ha devuelto algo que creí imposible, la ilusión, la fe en que los representantes del pueblo elegidos democráticamente son los responsables de hacer avanzar la sociedad tratando de cubrir las necesidades de los ciudadanos, la meta debe ser su felicidad. Me emociona, aun más, que ni José María González ni sus compañeros de lista y ahora concejales tengan una trayectoria política. Eso que a muchos les parece un defecto, a mí me resulta reconfortante. Son ciudadanos, como yo, como tú, que saben cuáles son nuestros verdaderos problemas; son nuestros vecinos, no pertenecen a ninguna élite.

Por supuesto, el trabajo que tienen por delante es arduo y el listón está muy alto. No por como lo ha hecho su predecesora sino por la ilusión que han sido capaces de generar. Tengo que decir que sé que hay muchas posibilidades de que me decepcionen porque es mucho lo que espero de ellos pero, en este momento, prima la ilusión.

Como he dicho más arriba, hoy comienza un nuevo ciclo, se abre un nuevo camino con uno de nosotros como alcalde. Enhorabuena Kichi y enhorabuena a todos los gaditanos.






miércoles, 31 de diciembre de 2014

De nuevo, 31 de diciembre

Hoy quiero y necesito llorar. Llevo todas las navidades intentando pensar en otra cosa y tengo que reconocer que he hecho un buen trabajo, lo he llevado bien. Hasta hoy.

Con Dani, en la última Nochebuena que pasó con nosotros.
Hace tres años, tal día como hoy estábamos en el hospital. Mi madre estaba en la UCI. Ya sabíamos que no saldría de allí con vida y aun así...

Por entonces, yo vivía muy cerca así que mis hermanos (menos Gema, que tenía que estar con sus hijos), Germán (ya era como de la familia pero, desde entonces, ya no podrá deshacerse de nosotros aunque quiera) y yo nos fuimos a mi casa a pasar la noche repartidos en las camas y los sofás. No tenía uvas pero sí frambuesas congeladas para hacer una tarta de queso y eso fue lo que se tomó con las campanadas.