Hace mucho que quería abrir un blog en el que hablar de un montón de cosas que me interesan pero que no tienen cabida en El Taller de Lhiannan, ya que éste es, básicamente, un blog de moda, de un modo muy particular, pero moda al fin y al cabo.
Le dí muchas vueltas al nombre porque quería que fuera representativo para mí, que tuviera sentido con lo que puedes encontrar en él pero, también, con mi forma de ser.
Me encanta leer y hay algunas historias que he releído varias veces pero, sin duda, a la que más veces he vuelto es al cuento creado por el matemático Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas. ¿Por qué? pues porque con mucha frecuencia me he sentido identificada con su protagonista, una niña repipi y algo repelente que, aunque no entiende el mundo al que ha ido a parar, intenta adaptarse lo mejor posible a la vez que trata de comprenderlo todo (no siempre con éxito).
Así que el nombre debía estar relacionado con mi historia favorita y, si la conoces, sabrás que Alicia, mientras cae por la madriguera del conejo blanco, va viendo cosas (muebles, enseres e, incluso, comida) con las que se distrae a la vez que se pregunta a dónde irá a parar. Cayendo como Alicia me pareció más que apropiado.